La revancha entre Joshua Franco y Andrew Moloney terminó sin decisión y con enorme controversia
Daniel Pi
@BastionBoxeo
MGM Grand, Las Vegas, Estados Unidos. Peso supermosca.
Cuando le entrevistaron tras el combate el australiano Andrew Moloney 21(14KO)-1 llegó a un punto en el que a duras penas podía contener las lágrimas por la frustración que le había provocado el desenlace de su revancha ante Joshua Franco 17(8KO)-1(1)-2. Tras dos asaltos combatidos, y habiendo provocado con sus jabs una gravísima inflamación en el ojo derecho de Franco, Moloney veía como se le arrebataba la merecida victoria al decretar un desenlace sin decisión el árbitro Russell Mora, quien consideró que la hinchazón había sido provocada por un cabezazo que sólo él vio.
Y es que los comentaristas de ESPN se mostraron incrédulos ante tal conclusión cuando existía un vídeo que ilustraba claramente que un jab de Moloney dañaba a su rival y creaba el principio de la inflamación. Por otro lado, en cuanto a los aficionados, tantas veces divididos en múltiples facciones y opiniones, tenían un consenso absoluto en esta ocasión, considerando que a Moloney se le había robado su victoria por la ineptitud o la corrupción del árbitro y de la mesa de oficiales.
No hay que perder de vista que en esta velada del estado de Nevada existía el uso de la repetición por parte de los oficiales de ring para dirimir dudas, si bien aunque la mesa estuvo revisando las imágenes durante más de 20 minutos no se cambió el resultado.
Por lo que se refiere al encuentro, tuvo poca historia, pero estaba teniendo un desarrolló favorable para Moloney. Éste, como en el primer combate, intentó mantener los espacios y usar sus rectos para alcanzar a su oponente, si bien a diferencia de lo sucedido en el primer combate recurrió más al clinch para frenar a Franco cuando acortaba los espacios. Con ello, con un buen manejo del jab (entre estos golpes el que comenzó la inflamación en el primer round) y con directos enlazados en variación de altura fue alcanzando claramente a su oponente hasta que, a mediados del segundo asalto, el árbitro detuvo las acciones para que el médico revisase el ojo de Franco, señalando que había sido provocada la hinchazón por un choque de cabezas.
El doctor dejó que la pelea siguiese hasta el final del episodio, pero al comienzo del tercer round una nueva revisión mostró que Franco tenía el ojo cerrado y que se debía parar la contienda, insistiendo el árbitro Russell Mora en su teoría del cabezazo.
De este modo la esperada revancha no sólo no lograba cerrar la competencia entre ambos boxeadores, sino que la mantenía agravada, todo ello por la falta de profesionalidad o los oscuros propósitos de unos oficiales de ring que no deberían volver a pisar un cuadrilátero ni su entorno. Esto mismo, pero agravado es lo que dijo el promotor Bob Arum que, llevándose las manos a la cabeza, pidió que se largasen de Las Vegas.
Con todo, ya no hay requerimiento por contrato para una nueva revancha, yéndose de la zona de ring el equipo de Franco recordando que había vencido el primer duelo, algo que podría indicar que quizás busquen otro camino si no es que reciben presión por parte de la WBA, que ponía en este combate uno de sus títulos de subcampeón.
Sea como sea, aunque quizás como en tantas otras veces surgirán vídeos manipulados desde ángulos ineficaces que intentarán justificar el resultado, el hecho es que los oficiales de ring, entre ellos el pésimo árbitro Robert Byrd (esposo de Adelaide Byrd), que se pasaron cerca de media hora buscando un cabezazo que no podían encontrar, seguirán seguramente en sus puestos y la comisión de Nevada se limitará a abrir y cerrar una pequeña investigación con la que intentará lavarse las manos pero que no irá más allá… no hay que olvidar que Las Vegas tal como hoy la entendemos surgió en gran medida de las manos de mafiosos como Lucky Luciano y Meyer Lansky.