Boxeadora

Los asaltos de 3 minutos para el boxeo femenino son un riesgo que no compensa el beneficio

Daniel Pi
@BastionBoxeo

Semana tras semana vemos como uno u otro comentarista desaprensivo, que no ve más boxeo que el que su trabajo le exige, alza la voz para, sin dar ningún tipo de argumento racional, pedir que los asaltos del boxeo femenino se alarguen de los 2 minutos actuales a los 3 minutos y que sus combates pasen de los diez episodios hasta los doce rounds. Aunque estos comentaristas nunca protestan ante mayúsculas injusticias que se deben combatir con urgencia, se sienten con el poder de reclamar los asaltos de tres minutos para las mujeres porque saben que esta posición políticamente correcta les va a dar un aplauso fácil y va a engrandecer todavía más sus egos.

Lógicamente, los aficionados, sin que se les ofrezca otro planteamiento para la cuestión que un mero “hay que hacerlo por justicia e igualdad”, se ven forzados a seguir esa corriente de opinión, puesto que nunca se les explican los peligros que esa medida podría conllevar. Por otro lado, a las boxeadoras a las que se les pregunta sobre el tema evidentemente señalan que desean que sus rounds sean de tres minutos, ya que sienten que eso les permitiría igualarse más con el boxeo masculino y que podría aumentar el interés de los fans (y por lo tanto las bolsas), dado que, entre otras cosas, la extensión del tiempo de combate les permitiría conseguir teóricamente más knockouts.

Sin embargo, aunque algunos comentaristas y entrenadores, con más cautela, han expuesto que la cuestión es compleja y que existen riesgos, su opinión se ve arrollada por una ola de mal entendida corrección política y por el buenismo negligente y ridículo de “analistas” que en ocasiones ni siquiera parecen capaces de distinguir conceptos básicos del pugilismo.

Si por el contrario nos olvidamos de las voces que claman por mera fachada, y abordamos la cuestión de una manera objetiva y científica y preocupándonos por la salud de las boxeadoras, algo que debería ser la prioridad absoluta, existen razones de peso para considerar que lo mejor es mantener los asaltos de dos minutos de duración para el boxeo femenino.

El motivo de esto se puede explicar con racionamientos extremadamente complejos, pero a la vez todo ello se basa en algo muy sencillo. Y es que existen una infinidad de estudios científicos que, alegando una u otra razón con palabras realmente técnicas, al fin y al cabo lo que vienen a señalar constantemente y de manera consensuada es la misma conclusión: las mujeres tienen un riesgo mucho más alto de padecer conmociones cerebrales y otro tipo de lesiones cerebrales que desaconsejan completamente el aumento de tiempo de los rounds y el incremento del número de asaltos.

Los estudios sobre la diferencia del efecto de las conmociones cerebrales entre hombres y mujeres son bastante nuevos, ya que con el paso de las décadas la cantidad de mujeres deportistas profesionales ha ido aumentado y han accedido además a campos en los que antes no tenían presencia o en los que ésta era meramente testimonial. Por ejemplo, hasta hace poco tiempo no había un suficiente volumen de jugadoras de fútbol americano para que fuese necesario comparar sus lesiones con las de los hombres, que eran sujetos a estudios constantes para evitar el gran número de lesiones cerebrales que en dicho deporte padecen.

Sin embargo, una vez que se comenzaron a estudiar las conmociones cerebrales en hombres y mujeres se encontró que existía una mayor incidencia entre las mujeres. Ya fuese practicando fútbol, baloncesto, rugby, béisbol o en cualquier otro deporte, los estudios han demostrado que las mujeres padecen en torno al doble de conmociones cerebrales que los hombres.

Las explicaciones que se han dado para ello son muy variadas, pero entre otros aspectos señalan que la densidad ósea de las mujeres es más baja al igual que su volumen muscular, de modo que, de media, tienen un cuello un 30% más pequeño que el de los hombres, algo que les hace absorber peor los impactos. De hecho, los estudios indican que este factor hace que la cabeza de una mujer al recibir un impacto acelere un 50% más que la de un hombre.

Por otro lado, se ha señalado que pueden ser factores importantes también en este tipo de lesiones el momento en el que se producen, ya que las conmociones y sus efectos pueden variar en función de los cambios drásticos que las mujeres experimentan en sus niveles de progesterona, testosterona y estrógenos. Finalmente, entre otras explicaciones, algunos indican que las redes neuronales masculinas y femeninas tienen diferencias importantes que podrían hacer a las mujeres más susceptibles de padecer una conmoción, mientras que algunos indican que los efectos de la deshidratación son más graves en las mujeres y que ello las expone más a los daños cerebrales, especialmente cuanto más se prolonga una actividad deportiva.

En cualquier caso, el riesgo de sufrir una conmoción cerebral por parte de una mujer no es sólo deportivo, sino que esto se traslada a la órbita del día a día y laboral, especialmente a los accidentes automovilísticos, ya que, según algunos estudios, comparando 100.000 accidentes masculinos y 100.000 femeninos se encuentran casi el doble de conmociones cerebrales en las mujeres.

Asimismo, cuando una mujer padece una conmoción cerebral los efectos son mucho más dañinos y su periodo de recuperación es más largo. Un estudio indica que, de una extensa muestra de deportistas que padecieron conmociones, las mujeres tardaron casi un mes más en recuperarse que los hombres (de media 76 días las mujeres y 50 los hombres), mientras que sus síntomas fueron más graves y duraderos, abarcando una prolongada pérdida de reflejos, impeditivos dolores de cabeza, sensibilidad a la luz, etc.

Por todo ello, han surgido múltiples organizaciones sin ánimo de lucro que intentan luchar para prevenir lesiones cerebrales y conmociones en las mujeres, entre ellas Pink Concussion, que junto a diversas prestigiosas universidades estadounidenses se unieron al WBC para apoyarle en la negativa a prolongar los asaltos de dos minutos a tres. En este sentido, el doctor David Wang, como parte de una nota de prensa emitida por el WBC bajo el nombre “Ciencia, no sexismo”, expuso resumidamente esta cuestión, añadiendo los enlaces a diversos estudios que apoyan sus conclusiones. El texto del citado doctor Wang señala:

“Innumerables estudios han demostrado que las conmociones cerebrales difieren entre los sexos. Se ha demostrado que las mujeres tienen mayor susceptibilidad, más síntomas y síntomas más prolongados en comparación con los hombres. Los motivos de esta notable disparidad todavía no son claros, ya que algunos han postulado una diferencia en los informes, otros indican diferencias hormonales, otros apuntan a diferencias en la fuerza cervical y otros señalan diferencias en los caminos neuronales entre sexos. Sea cual sea la causa, existe una notable diferencia entre los sexos con respecto a las conmociones cerebrales. El boxeo conlleva el obvio riesgo inherente de sufrir lesiones en la cabeza. Una de las formas de ayudar a mitigar el trauma craneal es la modificación de las reglas, lo que incluye el número de rounds y la duración de los episodios. Los típicos combates de tres minutos por 12 episodios suman hasta 36 minutos de exposición total, mientras que 10 asaltos con dos minutos por round de combate suman hasta 20 minutos de exposición. Además, durante cada round la fatiga y la deshidratación se convierten en un problema importante. El aumento del tiempo de 2 a 3 minutos conduce a una fatiga y a una deshidratación significativamente mayor, lo que podría suponer un aumento importante en la vulnerabilidad de una participante. Por las razones anteriores, Pink Concussions respalda las reglas actuales de boxeo femenino de 10 asaltos de dos minutos en lugar de aceptar lo que creemos que es un riesgo mayor con peleas de 12 rounds de tres minutos”.

Expuesto esto, no puede ser que en diversas ligas femeninas de diversos deportes, y en especial los que tienen un alto contacto, estén revisando y creando nuevos protocolos y estudiando modificaciones en las normas para reducir las conmociones cerebrales en mujeres y que en el boxeo, deporte basado en golpear al rival sobre todo en la cabeza, haya “analistas” que estén reclamando a viva voz, y sin dar un sólo argumento que justifique el riesgo, un cambio que podría poner en peligro significativamente a las boxeadoras.

Alguno puede pensar que intentar mantener los asaltos de dos minutos a diez rounds puede resultar una medida “paternalista” y que las boxeadoras son conscientes del riesgo cuando entran a un ring y lo aceptan. No obstante, la reducción de tiempo de asalto y la reducción del número de rounds ha sido una constante en la historia del boxeo masculino. Se debe recordar que en sus inicios el pugilismo se desarrollaba sin límite de tiempo, hasta que un combatiente caía o hasta que la policía detenía la pelea, algo que implicaba muchísimas desgracias, optándose posteriormente por poner límites de asaltos que variaban según el lugar pero que dejaron los combates todavía por encima de los 20 rounds de duración.

Esto seguía siendo extremadamente peligroso, por lo que con el paso del tiempo se terminó descendiendo a 15 episodios, reducción que no fue definitiva, ya que, como sabemos, ahora la distancia máxima de un combate de boxeo masculino es de 12 asaltos. Cuando esta última modificación se produjo muchos dijeron que con ello se reducía el espectáculo, asestándosele un golpe de muerte al pugilismo, si bien, pensasen lo que pensasen los detractores, el hecho es que se producían muchos más accidentes graves por esos últimos tres episodios que fueron suprimidos.

Cualquiera que haya estudiado un tanto la historia del boxeo sabe que se produjeron asaltos memorables, knockouts inolvidables y remontadas históricas en los rounds 13, 14 y 15. Sin embargo, y pese a ser conscientes de los momentos épicos que habremos dejado de ver por el hecho de que los combates hayan terminado en el asalto doce y no en el quince, un verdadero fan renuncia a ellos gustosamente si con esa reducción hemos evitado desastres. Por otro lado, los rounds de dos minutos le permiten al boxeo femenino tener una actividad y un dinamismo que no se podría mantener alargándose los combates, de modo que se crea una diferencia que en muchas ocasiones favorece encuentros con más ritmo y más atrayentes.

Cambiando de perspectiva, aunque sin poder olvidar que han habido conversaciones recientes para reducir a diez asaltos los combates masculinos, no se debe pasar por alto que un mayor número de rounds no tiene que implicar un mayor sueldo. Poniendo un ejemplo no boxístico, en los Grand Slam de tenis el premio para los ganadores masculinos y femeninos es idéntico, aunque los hombres juegan a 5 sets y las mujeres a 3 sets.

Además, no hay que perder de vista que en el boxeo las ganancias se producen dependiendo del interés generado y de la venta de entradas, algo que no tiene nada que ver con el número de rounds. De hecho, Eddie Hearn ha explicado que Katie Taylor cobra muchísimo más que muchos hombres, algo que es completamente cierto, debiéndose indicar que se alega que, para su combate ante Linardatou, la irlandesa ganó 350.000 euros, en su revancha ante Persoon 1.200.000 de euros y que contra Miriam Gutiérrez se embolsó 1.500.000 de euros. O esa que en tres peleas ingresó unos 3.000.000 de euros, mucho más dinero de lo que el 90% de los boxeadores en las divisiones masculinas ganará en toda su carrera.

Otro ejemplo incluso más claro es Claressa Shields, que recibió 750.000 euros en su victoria ante Christina Hammer aunque ni siquiera generó unos grandes números ni de audiencia ni de asistencia y aunque en la división del peso medio femenina solamente hay unas 40 boxeadoras y sólo 5 tienen cierto nivel. Esta bolsa además es un agravio comparativo si tenemos en cuenta que en diversos campeonatos mundiales masculinos del peso mínimo se pagan unos 6.000 euros para el monarca o que Chocolatito lleva reclamando durante años 1.000.000 euros para él y para su rival en la esperadísima revancha ante Estrada, cifra que los promotores no están dispuestos a darle ni siquiera aunque el combate generaría beneficios muchísimo mayores a tal cantidad.

Así, queda claro que el tiempo de asalto no es un indicador para la disparidad de bolsas, debiéndose tener en cuenta que el único camino para que las bolsas del boxeo femenino de media se igualen con las del masculino es que las grandes promotoras aumenten la atención con más participaciones femeninas en grandes veladas, con más unificaciones y con más iconos y monarcas indiscutidas que generen más fans, más posibles practicantes y mayor cantidad de boxeadoras y, por lo tanto, más competitividad en las divisiones femeninas. Este es el camino apuntado por Eddie Hearn, que cree que, con su intervención, se podría conseguir una campeona mundial indiscutida por división en no mucho tiempo.

Terminando, la conclusión a la que se debe llegar es que el riesgo no compensa el beneficio, puesto que un potencial aumento de las conmociones cerebrales o de otro tipo de lesiones más graves, como las hemorragias cerebrales, desaconseja completamente aumentar el tiempo de asalto, ya que un mayor tiempo de exposición a los golpes crea el escenario para más impactos y más lesiones, a las cuales las mujeres son más propensas, especialmente teniendo en cuenta que se aumentarían los efectos de la fatiga y de la deshidratación. Asimismo, ni el espectáculo ni el aumento de las bolsas están supeditados a un mayor tiempo de combate.

Casos como el de Frida Wallberg (que padeció una hemorragia cerebral que terminó con su carrera) debe hacer que quienes apoyan el aumento de tiempo de combate para las mujeres se replanteen su posición, ya que todavía estamos a tiempo para poner freno a la corriente de opinión que pide, sin razonarlo, una modificación. Mantener los rounds de dos minutos quizás no sería lo ideal en un mundo perfecto, pero es una solución práctica para disminuir los riesgos.

Y es que hay que tener bien claro que si se cambiase el tiempo de asalto a tres minutos y se produjesen más desgracias, algo que además de ser horrible en lo personal arrojaría a los leones una vez más al noble arte (tan denostado por los medios), los paracaidistas que han caído como comentaristas en el boxeo como podrían haber caído en cualquier otra parte y que ahora claman por tres minutos sin ser conscientes de las repercusiones que ello podría tener se contentarían con poner un bonito homenaje en sus redes sociales, abandonando los primeros el barco como ratas cuando cobren fuerza las peticiones para prohibir el boxeo.