Claressa Shields buscará convertirse en monarca indiscutida del peso superwélter gracias a manipulación de la WBA
Daniel Pi
@BastionBoxeo
Las compañías Salita Promotions y Group Yvon Michel anunciaron oficialmente que las campeonas mundiales Claressa Shields y Marie Eve Dicaire se enfrentarán el 5 de marzo en el combate estelar de un PPV de Fite (24,70 euros o 30 dólares), asegurándose que sería una pugna por la corona indiscutida del peso superwélter.
Con todo, mientras se discutía si esta era una buena o mala pelea o si tenía sentido o no ofrecer en pay per view esta velada, casi todo el mundo pasó por alto un elemento: que Shields posee los cetros WBC y WBO mientras que Dicaire estaba en poder del IBF, pero ninguna de ambas tenía el título WBA y, por lo tanto, sobre el papel no podía ser una pelea por el cetro indiscutido de la división.
La respuesta a esta cuestión se encontraba implícitamente en el anuncio al señalarse, sin profundizar en detalles, que se le daría también a la vencedora el supercampeonato WBA, algo que se calificaba como un logro excepcional al ser esta la primera vez que se le otorgaba dicho título a una boxeadora. No obstante, como habrá podido intuir rápidamente todo aquel que conozca un tanto las artimañas de la WBA, esto no era ninguna distinción especial sino una forma más del citado organismo de embolsarse más dinero y de tergiversar los campeonatos de forma arbitraria para servilmente cumplir los designios de la cúpula de la industria deportiva estadounidense.
Para entender esta cuestión sólo hay que tener en cuenta que ya había una campeona mundial WBA, la costarricense Hanna Gabriels, quien repentinamente ha sido degradada a “campeona regular” para poder darle a la vencedora del Shields-Dicaire la oportunidad de capturar cuatro cinturones. Hay que dejar claro que con ello la intención de la WBA, como ha demostrado año tras año, no es beneficiar al deporte, sino que con la pelea de Claressa Shields podrá ganar una mayor cantidad por poner su sello titular de lo que habría sumado con una pugna de Gabriels, a la que igualmente se mantendrá en el entramado del organismo y se le cobrará como subcampeona.
Por otro lado esto sienta un pésimo precedente, puesto que si bien hasta ahora la WBA había poseído dos titulares en varias divisiones femeninas, ahora que el boxeo femenino da más réditos y hay más interés por él por parte de los promotores y de los grupos audiovisuales se van a crear categorías con tres “campeonas” a partir de la pelea Shields-Dicaire. Y es que hay que tener en cuenta que en el peso superwélter la WBA también tiene una titular interina, Raquel Miller, de modo que se llevará a cabo por primera vez a pleno rendimiento en el boxeo femenino la horrible política de múltiples titulares por división de la Asociación.
De todos modos, centrándose la mayoría de medios más en alabar por alabar que en analizar la realidad, a nadie parece importarle que Gabriels, sin haber perdido en pelea mundialista, vaya a verse degradada sólo para que se satisfagan los intereses de los grandes poderes del boxeo, para que se ahonde en cuestiones propagandísticas que nada tienen que ver con el pugilismo y para que la WBA se haga un poco más rica y tenga más recursos para seguir dañando al noble arte.