Josh Taylor derribó dos veces a José Carlos Ramírez y dejó fantástica actuación para aunar los cuatro cetros superligeros
Daniel Pi
@BastionBoxeo
Virgin Hotels Las Vegas, Las Vegas, Estados Unidos. Campeonato por la corona indiscutida del peso superligero. Segunda defensa de los cetros WBA e IBF del monarca Taylor, segunda puesta en juego de los cintos WBC y WBO del campeón Ramírez.
Cuando los dos mejores boxeadores de una división se enfrentan para aunar todos los cinturones mundiales de una división difícilmente se produce un combate que deje indiferente, si bien en el caso de la pugna entre el británico Josh “The Tartan Tornado” Taylor 18(13KO)-0 y el estadounidense José Carlos “Jaguar” Ramírez 26(17KO)-1 directamente ofrecieron uno de los mejores combates de esta temporada, duelo con cambios en la posesión de la iniciativa, habilidad y gran coraje en los intercambios. Por eso mismo tiene todavía más mérito la victoria lograda por el visitante Taylor, que ofreció una extraordinaria actuación y derribó dos veces a su contrincante antes de lograr el triunfo unánime.
Con todo, aunque el boxeador que se ganó la victoria fue el que la obtuvo, hay que señalar que los tres jueces estadounidenses ajustaron absurdamente las puntuaciones con un triple 114-112, que significa que sin las dos caídas como máximo Taylor habría visto coronado su esfuerzo por únicamente un empate.
El planteamiento inicial de ambos fue algo oscilante, realizando medidas ofensivas, si bien por lo general Ramírez fue el que estuvo más tiempo en el centro del ring. De todos modos, esto no se tradujo necesariamente en eficacia ofensiva, ya que los rectos de Taylor estuvieron afilados y el británico mostró su inteligencia de ring para conectar oportunos cruzados al rostro y ganchos al torso sucedidos por diagonales y clinches. Pese a ello, Ramírez salió con gran ímpetu al tercer round, conduciendo hacia las cuerdas a su adversario y conectando fuertes ganchos, estando por unos instantes Taylor visiblemente incomodado.
Ante estas dificultades, en el cuarto asalto el visitante intentó anticiparse y no ceder tanto terreno pero, pese a la destreza de Taylor, por ambición, voluntad y cadencia de golpes Ramírez volvió a encadenar curvos con peligro. Así, Taylor amagó con intentar boxear en la distancia media en el quinto round, pero terminó viéndose arrastrado de nuevo a cruces de golpes en los que Ramírez pareció llevarse la mejor parte.
Con todo, cuando la situación empezaba a complicarse para el visitante, “The Tartan Tornado” explotó de nuevo su precisión y astucia para en el sexto episodio, tras esquivar un directo, conectar un formidable cruzado zurdo a la contra que puso en el tapiz a Ramírez, si bien el árbitro Kenny Bayless dio mucho tiempo al local con sus comprobaciones. Esto volvió a suceder, poniendo de manifiesto que no era casualidad, en el séptimo asalto, en el que Bayless tardó demasiado después de que Taylor derribase por segunda vez en la contienda a Ramírez al impactar un brutal uppercut zurdo tras salirse de un clinch.
Sea como sea, con los knockdowns Ramírez perdió evidentemente el impulso que había logrado previamente, estando algo afectado todavía cuando en el octavo round, pese a su aguerrida respuesta en corta, fue un tanto hostigado por el británico, que en el noveno asalto utilizó sus entradas y salidas para imponer su técnica. A pesar de esto, Ramírez intentó no dar planos sencillos para el contragolpe, usó su jab con firmeza y trató de aprovechar los intervalos en corta para responder. Dicho de otro modo, no se desmoronó, pero la variedad de recursos, la destreza a la contra, la capacidad para encontrar huecos donde parecía que no los había y su perfecta gestión de los golpes de poder le permitieron a Taylor mantener su margen ante las intentonas finales de su rival y sellar su maravillosa victoria.
Y es que con ella Taylor no sólo se convierte en el campeón mundial indiscutido del peso superligero y en el número 1 indudable de la división. Además, mostró un boxeo increíblemente versátil y hábil, una dureza física y mental extraordinarias y una capacidad de definición poco habitual en una pugna decisiva ante un invicto y fortísimo monarca unificado que combatía como local. Así, a la vez que Taylor apunta a las mayores pugnas posibles ante nombres del máximo calibre (se habla de un posible combate ante Terence Crawford), se hará con un merecido posicionamiento en la parte alta de los rankings libra por libra, o lo que es lo mismo, entre los mejores boxeadores del mundo en la actualidad.