Jeremías Ponce

El británico Ritson fue derrotado en el décimo round por el argentino Ponce a pesar de los esfuerzos arbitrales por alargar la pelea

Daniel Pi
@BastionBoxeo

Vertu Motors Arena, Newcastle, Reino Unido. Eliminatoria IBF del peso superligero.

Decía el británico Lewis “Sandman” Ritson 21(12KO)-2(1) antes del combate que esperaba que el argentino Jeremías “Jere” Ponce 28(18KO)-0 no recurriese a una táctica tan dinámica como la que tuvo ante él Miguel Vázquez. Con todo, quizás después del duelo Ritson pensase que habría sido mejor que su oponente se moviese y le eludiese, ya que el boxeador de Reino Unido fue objeto de constantes y fortísimos ataques hasta que en el décimo round no pudo continuar… a pesar de que pareció que el árbitro había apostado por otro resultado y no quería perder su inversión e hizo lo que pudo para alargar la pelea.

Como se esperaba los boxeadores tomaron el centro del ring y buscaron impactar sus golpes de poder, logrando en el primer asalto Ponce conectar un gran uppercut que dañó a Ritson, quien pasó buena parte del round bajo ataque y sin ofrecer a penas respuesta, siendo perfectamente posible que de haber sido el visitante se hubiese detenido entonces la contienda. Afectado por este mal comienzo, fuese cual fuese la idea táctica de Ritson ésta se vio lastrada por el hecho de estar intentando recuperarse y por el hecho de estar bajo el intenso fuego de Ponce, que vio la posibilidad real del triunfo al alcance de su mano y que mantuvo su agresividad con series de curvos y directos en el segundo y en el tercer round.

Poco a poco “Sandman” fue recuperándose ligeramente y sacó algunos uno-dos, secos jabs, uppercuts en corta y contundentes hooks al cuerpo que no sobrepasaron el trabajo de Ponce pero que hicieron más contendidos los episodios antes de la mitad. Pese a ello, el argentino no aflojaba su ritmo, llegando con ganchos, rectos y uppercuts que le hicieron mantener una ventaja que parecía que debía ser muy amplia. Afianzando las buenas perspectivas para Ponce, el local fue sacudido de nuevo en el séptimo round y tuvo una respuesta claramente insuficiente ante las incansables ofensivas de su adversario, que incluso cuando era alcanzado por un nítido golpe de poder replicaba instantáneamente.

Dado que Ritson es un púgil tenaz, que estaba ante su público y que llegaba de una controvertida victoria que afectó muy negativamente a su prestigio, éste sacó fuerzas de flaqueza para bloquear, resistir y tirar algunas contras para tratar de seguir adelante, pero en el décimo asalto terminó visitando la lona al recibir un curvo al torso, levantándose pero volando la toalla poco después de la reanudación. Sin embargo, entonces el árbitro Steve Gray, en unas de las actuaciones arbitrales más espantosas en años, rechazó el abandono de la esquina, ordenó que las acciones siguiesen y arrojó la toalla fuera del ring. De todos modos, pese a la corrupción del árbitro (no nos engañemos, la negligencia no explica tal comportamiento), la pelea no iba a poder continuar mucho más y Ponce siguió atacando y derribando a su rival hasta que finalmente el tercer hombre no pudo estirar más su aberración y se vio obligado a parar el combate para intentar fingir que tiene un mínimo interés en proteger a los púgiles.

Dejando de lado las reincidentes actuaciones muy cuestionables de Steve Gray en las que sobre todo ha favorecido a los púgiles pertenecientes a Matchroom Boxing, mientras Ritson sufre otro varapalo que podría llevarle a una crisis de motivación, Ponce logra la mayor victoria de su carrera con una fantástica actuación como visitante en la que desde el principio hasta el final lo dio todo para conseguir el triunfo.

Ahora a Ponce en teoría le esperará, según decretó en su día la Federación Internacional de Boxeo, una nueva eliminatoria ante Subriel Matías, quien también venció una antesala mundialista IBF del peso superligero ante Batyrzhan Jukembayev. Quizás la pelea Ponce-Matías pueda llegar a ser por el cinturón mundial vacante si Josh Taylor lo abandona, pero en cualquier caso, parece difícil que el monarca mundial indiscutido de la división, que tiene en mente enormes objetivos, pueda prolongar su estancia en el peso superligero sólo a base de defensas obligatorias, más aún siendo posible que dispute una WBO a continuación ante Jack Catterall.