A Brian Castaño le robaron hueco en la historia con terrible empate localista ante Jermell Charlo
Daniel Pi
@BastionBoxeo
AT&T Center, San Antonio, Estados Unidos. Campeonato por la corona indiscutida del peso superwélter con los cetros WBA, WBC, WBO e IBF en juego.
En la previa de Bastión Boxeo de este combate se escribió lo siguiente: si es difícil que un visitante pueda lograr una victoria por decisión ante un boxeador destacado de Estados Unidos, esto se ve aumentado cuanto más significado histórico tiene una pugna. Dicho de otro modo, si el británico Josh Taylor, en un combate que había ganado con cierta claridad, habría recibido un empate de parte de los jueces estadounidenses si no hubiese derribado dos veces al local José Carlos Ramírez, Castaño debe entender que sólo siendo abrumadoramente superior logrará una victoria si se llega a las tarjetas ante un Charlo que es una de las pretendidas grandes estrellas en auge de PBC.
Si ahora saltamos días después de escribirse estas líneas nos encontramos con el espectáculo atroz que dieron los jueces para el combate por la corona indiscutida entre el estadounidense Jermell «Iron Man» Charlo 34(18KO)-1-1 y el argentino Brian Castaño 17(12KO)-0-2, siendo el veredicto de uno de los oficiales de 117-111 a favor de Charlo (o sea sólo tres asaltos para Castaño) cuando hay cartulinas extraoficiales que sólo le dan a Charlo tres o cuatro asaltos.
El mundo del boxeo ha estallado al unísono contra esta puntuación del juez puertorriqueño Nelson Vázquez, tarjeta que incluso conocidos de Charlo califican como una desgracia y como una cartulina prefijada antes del choque. De todos modos, aunque la corrupción de esa puntuación no puede ser más evidente no podemos dejar que se nos desvíe la atención del hecho también crucial de que el 114-114 de Tim Cheatham fue también un espanto y de que sólo fue escasamente mejor el 114-113 a favor de Castaño que dio Steve Weislfeld.
Y es que aunque los comentaristas de Showtime, como tantos otros comentaristas, hicieron una magnífica labor para intentar retorcer la realidad, beneficiar a la promotora organizadora y venderle al público estadounidense que el resultado final de empate era aceptable, lo cierto es que esto simplemente no es así. De hecho si intercambiásemos la nacionalidad entre los dos boxeadores o si, dicho de otro modo, la actuación que hizo Castaño la hubiese realizado Charlo estaríamos hablando de que se le habrían dado cartulinas a favor del local de 118-110 y de que la prensa estadounidense le alabaría como a un ganador merecidísimo e indiscutible.
La única forma de que se llegue simplemente a unas cartulinas en torno al empate es dándole todo el beneficio de la duda posible y no posible a Charlo sumándose a una inadecuada puntuación de ciertos rounds, algo que se puede percibir palpablemente en las cartulinas extraoficiales de algunos expertos que le dan a éste asaltos en los que sólo estrelló jabs contra la guardia de su rival, golpes que no cuentan como efectivos y que por lo tanto no se valoran. Si se cuentan el centenar de jabs bloqueados como válidos, algo completamente absurdo, entonces sí podría darse un resultado cercano al empate, pero puntuando asalto por asalto de la manera correcta (y no dejándose llevar por una impresión general sesgada por los momentos de éxito de Charlo) no es posible ver tal cosa.
Como referencia podemos contar con el conteo computerizado, que muchas veces da cifras extrañas y convenientes para los intereses de la industria pero que aún así esta vez dio una ventaja en golpes de poder impactados por Castaño de 164 por los 98 de su rival.
Aunque se podía percibir cierta cautela, Castaño comenzó el combate como debía, o sea tomando la iniciativa y buscando las ocasiones para sacar combinaciones de curvos en corta o abiertos cruzados aislados con los que llegó contra su oponente. Este planteamiento siguió en el segundo round, pero Charlo sacó un gancho zurdo a la contra que estremeció a su contrincante, que fue hostigado brevemente y que quedó cohibido en el resto de asalto. Que Castaño renunciase a su presión teniendo desventaja en altura y velocidad ante un púgil de distancia media-larga era lo peor que podía hacer en el encuentro, de modo que al final del tercer asalto volvió a la carga y encerrando a su rival en el ensogado le estremeció con un formidable gancho zurdo al rostro.
Este susto hizo que Charlo intentase mostrarse más activo de piernas y manos en el cuarto asalto pero el argentino había recuperado confianza y, apoyándose en buenos bloqueos, le persiguió y le atacó con ganchos de izquierda arriba y abajo y cortos rectos. En un nuevo ajuste, el estadounidense intentó anticiparse en el quinto episodio ocupando el centro del ring y tirando más jabs, pero no tardó en volver a ser empujado hacia las cuerdas, donde recibió nuevos ganchos y rectos.
Quizás se equivocaba el visitante por tomarse con calma el inicio de varios de los asaltos, pero en el sexto round otra vez se hizo evidente que los jabs de Charlo se estrellaban en su gran mayoría contra la guardia de su rival y que sus erradas derechas no podían compensar el posterior trabajo con hooks en corta y presionando contra las cuerdas que realizaba Castaño. Es cierto que en el séptimo el local tuvo alguna buena esquiva y alguna oportuna contra, pero esto fue de nuevo claramente compensado por el despliegue ofensivo de Castaño, que con su insistencia con las combinaciones simplemente lograba conectar más manos claras.
Si se puntuaba con imparcialidad, entrando en el último tercio Castaño tenía ya asegurado el empate prácticamente, pareciendo que su victoria podía haber quedado sentenciada tras un octavo asalto en el que su gancho zurdo arriba y abajo alcanzó con fluidez y frecuencia a su adversario o después de un noveno round en el que de nuevo el argentino estuvo evidentemente por encima en cuanto a cantidad de puños nítidos sobre los bloqueados jabs de un Charlo carente de variedad de recursos.
Con todo, en el décimo asalto la pegada de “Iron Man” salió a relucir y con ella dejó tocado otra vez su oponente, que tuvo que correr por el ring mientras era movido por directos y ganchos. En el round posterior Charlo salió a intentar explotar la situación pero, mostrando falta de tenacidad, se dejó arrastrar a las cuerdas de nuevo bajo el avance y las series de su adversario, concluyendo el enfrentamiento con un round en el que el norteamericano estuvo amenazante con los contragolpes y el sudamericano siguió avanzando y lanzando sus combinaciones.
De nuevo se intentará personificar el mal veredicto buscando que Nelson Vázquez reciba un castigo que merece pero, combinándose la hábil manipulación de algunos analistas con una campaña a gran escala de la prensa estadounidense a favor de Charlo, se nos intentará hacer creer que sólo hay determinados jueces que son una manzana podrida cuando la realidad es que los robos en el boxeo son un mal endémico que está extendido gravísimamente y que los mayores promotores del mundo (pero también algunos medianos y pequeños) hacen todo lo que está en su mano para intentar mantener la corrupción para sus beneficios económicos o propagandísticos.
En el caso del Charlo-Castaño los beneficios para Premier Boxing Champions son evidentes, ya que tras un empate en el combate por la corona indiscutida se intentará vender que es necesaria una revancha para «aclarar quién es el mejor tras el igualadísimo primer duelo”, si bien quizás la muy rentable segunda pugna entre ambos no llegará hasta después de alguna defensa obligatoria por separado de los púgiles en veladas de PBC, ya que ambos son representados por dicho conglomerado. Así, se dirá que todo el mundo sale ganando, PBC, los boxeadores que sumarán nuevas bolsas, quizás aumentadas, y el público que ve un nuevo duelo entre ambos, si bien nadie le podrá devolver a Castaño el hueco en la historia entre los monarcas indiscutidos del peso superwélter que se ganó y que no se le quiso dar y que nadie le asegura que pueda obtener en un duelo de desquite.