El excampeón Robert Guerrero venció duelo de veteranos ante Víctor Ortiz en el semifondo del Pacquiao-Ugás
Daniel Pi
@BastionBoxeo
T-Mobile Arena, Las Vegas, Estados Unidos. Peso wélter.
En el semifondo del Pacquiao-Ugás tuvo lugar un combate que llegó unos diez años tarde entre Víctor “Vicious” Ortiz 32(25KO)-7(5)-3 y Robert “The Ghost” Guerrero 37(20KO)-6(1)-1, atraso que hizo, por lo tanto, que el duelo no ofreciese ni mucho menos todo el potencial que podría haber tenido en otro tiempo. Es más, el combate, aunque fue físico y tuvo muchos momentos cuerpo a cuerpo, no resultó demasiado brillante, sino que estuvo bastante embrollado y ambos dieron muestras de sus limitaciones actuales. En cualquier caso, tras los diez asaltos, Guerrero salió con el brazo en alto por una decisión unánime con triples puntuaciones de 96-94.
Llegando ambos de largas inactividades, siendo zurdos y teniendo más ganas que eficacia, hubo momentos iniciales algo embarrados y con repetidos clinches, entre los cuales pareció que Guerrero se mostró algo más acertado con su directo y su curvo de mano adelantada. Efectivamente, con el paso de los minutos estos resultados positivos de “The Ghost” se fueron expandiendo pese a los intentos de su contrincante de llevarle a las cuerdas y tratar de conectar golpes de poder, siendo Ortiz quien fue sacudido en el segundo round por hooks y uppercuts enlazados.
De todos modos, los agarres se siguieron produciendo, al igual que el flagrante uso de la cabeza de Ortiz (sufrió un corte en torno al ojo derecho), así que el duelo continuó estando bastante deslucido, yendo a más esto según los púgiles se iban desgastando. De vez en cuando hubieron algunos intercambios interesantes, pero por lo general era Guerrero quien, por frecuencia, astucia y precisión, anotaba más manos y más claras entre los clinches e iba capturando los asaltos ante un Ortiz con un lenguaje corporal que en muchos momentos parecía sugerir más frustración y desidia que su afirmado deseo de reivindicarse.
Pasada la mitad de la contienda, Guerrero presentaba una seria inflamación en su ojo izquierdo, siendo más probable que la padeciese por uno de los innumerables cabezazos (ninguno de ellos sancionado por el árbitro) de Ortiz que por un puño. En cualquier caso, a estas dificultades se les sumó en el último tercio algo más de volumen de ataques y acierto por parte de Ortiz, que llegó con algunas claras izquierdas rectas y hooks diestros. Dado que Guerrero no quería perder su ventaja y “Vicious” quería seguir remontando, los esfuerzos algo desesperados de ambos dejaron de nuevo bastante desorden y clinches, aunque también algunos cruces de golpes que mantuvieron ese tramo del encuentro más nivelado y quizás algo más entretenido. En cualquier caso, la reacción de Ortiz fue tardía e insuficiente como para merecerle un resultado favorable.
Por su comportamiento dentro y fuera del ring, por la grave enfermedad que tuvo que superar su esposa y por su buena actitud en general, Guerrero es un púgil que no tiene grandes detractores en lo personal y que además le resulta simpático a la gran mayoría de aficionados. Pero realmente es por eso mismo que a muchos no les es agradable pensar que pueda encarar en el futuro próximo, y a estas alturas de su carrera, encuentros ante la élite del peso wélter, algo que el boxeador desea y que quién sabe si PBC estará dispuesto a apoyar. Ciertamente, si Premier Boxing Champions no tuviese un plan a corto plazo para Guerrero no le hubiese situado en un semifondo de un PPV ni el púgil hablaría con tanta seguridad como lo está haciendo sobre sus siguientes pasos como pretendido contendiente mundialista.
Así, aunque sería lo mejor que Guerrero pensase en su porvenir fuera del ring o que intentase ganarse el sustento con pugnas a su nivel actual, no resulta descartable que próximamente PBC lo utilice para tratar de favorecer los intereses de alguno de sus boxeadores destacados en el peso wélter, quién sabe si en forma de un rodaje para algún púgil de relieve que venga de una lesión o que lleve demasiado tiempo inactivo.