Sam Maxwell posa tras proclamarse campeón británico y de la Commonwealth del peso superligero

Sam Maxwell se proclamó campeón británico y de la Commonwealth del peso superligero venciendo a Ennis-Brown

Daniel Pi
@BastionBoxeo

Arena Birmingham, Birmingham, Reino Unido. Campeonato de Reino Unido y de la Commonwealth del peso superligero. Primera puesta en juego del titular Ennis-Brown.

Durante semanas el hasta ahora invicto titular británico Akeem Ennis-Brown 14(1KO)-1 intentó provocar a su adversario por todos los métodos posibles (insulto, empujón, mención a su novia, etc.), recursos carentes de ética que pretendía combinar con su correosísimo boxeo para superar la mayor pelea de su carrera hasta la fecha ante el retador, también imbatido, Sam Maxwell 16(11KO)-0. Sin embargo, aunque el encuentro estuvo muy igualado y el aspirante tuvo una muy difícil noche, finalmente Maxwell logró la victoria por decisión unánime y puntuaciones de justo 115-114 y un doble 116-113 algo excesivo.

A Ennis-Brown le convenía ofrecer su muy heterodoxo boxeo para generar otra de sus peleas intrincadas (a pesar de que para muchos aficionados resulten horribles de ver), y eso es exactamente lo que hizo: realizar constantes saltos y pasos laterales sucedidos por desordenadas entradas y salidas que terminaban en clinch, cabezazo o algún larguísimo pero tenue recto. Este planteamiento no era para nada sorprendente, dado que ha sido utilizado por él vez tras vez, pero aun así Maxwell no había preparado una respuesta adecuada, embarrándose en el farragoso estilo de su contrincante.

Esto no significa que Ennis-Brown dominase de principio a fin, en absoluto. La mayoría de asaltos fueron muy igualados y difíciles de puntuar, ya que el desorden daba oportunidades de contragolpear para Maxwell (que no aprovechaba totalmente), la guardia baja o abierta de Ennis-Brown ofrecía muchos planos para golpes y entre los recurrentes clinches ambos se golpeaban con puños de poco recorrido. En momentos como en el tercer y en el séptimo round Ennis-Brown llegó con una nítida serie de rectos, pero por lo general los escasos jabs mal ejecutados pero muy largos de Ennis-Brown y los puños de poco recorrido de Maxwell marcaron la contienda entre los desordenados ataques, choques de cabezas y forcejeos.

El enésimo cabezazo dado por Ennis-Brown le provocó un corte en torno al ojo derecho a Maxwell, brecha que tuvo que ser revisada, pero el invicto atacó entonces con directos diestros y ganchos zurdos que fueron más claros que en casi todos los asaltos precedentes, agravándose así un corte en torno al ojo derecho de su rival. Es más, sintiendo quizás Maxwell que iba por detrás, en el último tramo intentó acelerar sus acciones y trató de insistir algo más, último esfuerzo que en el duodécimo episodio se tradujo en un buen gancho diestro que movió a su contrincante y que pudo ser decisivo para decantar al juez que más igualado llevaba el duelo.

Es perfectamente factible que Ennis-Brown estuviese por delante por muy poco también en las cartulinas de algún analista o aficionado, dado que sus golpes salteados y los momentos de atasco de Maxwell podrían justificar fácilmente tal resultado. Con todo, el veredicto favorable a Maxwell para nada debería haber motivado la gran controversia que se ha creado y que Carl Frampton, comentarista de BT Sport, ayudó a generar con una mala lectura del encuentro que sus compañeros de mesa no se atrevieron a cuestionar. De hecho, el analista británico que puntuaba extraoficialmente el encuentro llevaba el combate, como estaba, o sea igualado, hasta que Frampton estalló cuestionando las puntuaciones y sesgándose absurdamente a favor de Ennis-Brown, reacción con la que desvió en adelante la lectura de la pugna.

Con un análisis estricto y cuidadoso el triunfo de Maxwell es incluso más justificable que el de su oponente, puesto que por momentos Ennis-Brown manoteó sin sentido y descuidó su defensa recibiendo repetidos y evitables cortos rectos y cruzados, puños poco potentes pero que a veces fueron los que resultaron más eficaces en caóticos y muy deslucidos rounds. Quizás el trabajo de Maxwell no fuese el más fácil de ver en los cruces por llegar con reducido recorrido, pero existió y con él superó en diversos episodios a un púgil que se equivoca al pensar que puede vivir en su carrera sólo de extrañeza boxística.

Dicho esto, parece increíble que alguien esté dispuesto a poner la mano en el fuego por una amplia victoria de Ennis-Brown cuando hubo rounds totalmente parejos y en los que reinaron la falta de acierto y los forcejeos. Así, es posible que de nuevo las reacciones tan airadas que se han producido después de una pelea tan disputada hayan sido debidas en gran medida a la mala actuación de los comentaristas, que se sesgaron por su incapacidad de dar lectura razonable a lo que pasaba en el ring (es más sencillo decir simplemente que está ganando el púgil que “boxea raro”) en lugar de intentar ser minuciosos.

Sea como sea, Ennis-Brown no va a cambiar en el futuro su boxeo ni va a resultar fácil para sus contrincantes, que pueden esperar igualmente muchos problemas y la amenaza de la derrota por el larguísmo alcance del púgil, por su velocidad y por su constante movilidad… si bien para muchos espectadores más que una pesadilla sobre el ring es temible que aparezca en el televisor por las horrendas pugnas que muchas veces genera.

En cuanto a Maxwell, éste se afianzará en la lista WBO (es 10º) a la vez que logra importante moral por capturar sus dos primeros títulos relevantes y por resolver con un triunfo una pugna en la que tenía una disputa personal con su adversario. Aun así, repetidas veces se ha visto que su boxeo es rígido y con limitados recursos y que su capacidad defensiva es escasa, así como un tanto pobre su reacción bajo fuego, de modo que, aunque ha esquivado algunas balas de momento, no parece que vaya a poder llegar demasiado alto antes de sufrir un tropiezo.