Óscar Rivas se convirtió en primer “campeón” del peso puente en duelo entre un boxeador del peso pesado y otro del peso crucero
Daniel Pi
@BastionBoxeo
Olympia Theater, Montreal, Canadá. Primer campeonato “mundial” por el cinturón del peso puente (101,6 kg o 224 lb).
Cuando el peso puente fue creado por el WBC el organismo afirmó que el objetivo era combatir las injusticias que se producían por la diferencia de peso entre los contendientes en ciertos combates del peso pesado. Evidentemente, con ejemplos muy numerosos en los que el púgil más ligero vencía al más pesado en choques del peso pesado (por ejemplo, Povetkin pesó 12 kg menos que Whyte en el primer duelo entre ambos) para muchos resultó evidente que el verdadero interés del WBC era simplemente ingresar más dinero, pero había que esperar para ver cómo se desarrollaba la idea para poder afirmarlo sin duda.
Pues bien, a la hora de la verdad, cuando el colombiano Óscar Rivas 28(19KO)-1 y el canadiense Ryan Rozicki 13(13KO)-1 se subieron a la báscula para el primer “mundial” del peso puente, el hecho es que si se resolvió una posible injusticia se creó otra incluso peor. Y es que aunque Rivas en su combate del peso pesado ante Dillian Whyte tuvo una desventaja de 9 kg, para su pelea de la pasada noche marcó 8,7 kg más que Rozicki. Dicho de otro modo, para luchar contra el hecho de que había pesos pesados más grandes y más pequeños el WBC ha creado una categoría en la que pesos cruceros asumen una desventaja igual o superior ante pesos pesados.
De hecho, la situación si se analiza detenidamente es incluso peor, dado que Rozicki en varios de sus enfrentamientos del peso crucero estuvo bastante por debajo del techo de la división (entre 85 y 87 kg), por lo que ni siquiera es uno de esos pesos cruceros grandes de los que tienen que cortar mucho peso. Es más, para este choque del peso puente sólo dio 92,1 kg, mientras que Rivas (que por segunda vez en el peso puente se medía a un peso crucero “pequeño”) dio 100,8 kg y tras la posible rehidratación debió tener todavía un mayor margen en peso.
Este factor, que uno de los dos boxeadores era más pesado que su oponente, resultó además el factor determinante en la contienda, en la que Rivas pasó terribles apuros finales (a causa de un cansancio que nunca ha podido controlar debidamente) si bien logró decantar más asaltos que su contrincante a base de contundencia y manejo de los forcejeos por su peso. Las cartulinas fueron de doble 115-112 y de un 116-111, dando estas el triunfo unánime a Rivas.
Pese a los elementos en contra, Rozicki se mostró valiente desde el inicio hasta el final, aceptando en el arranque quedarse en el centro del ring e intercambiar con el fuerte Rivas, algo que le supuso al canadiense recibir duros golpes de poder antes de que un cruzado diestro le dejase muy tocado y una posterior andanada casi le tirase a la lona cerca de que terminase el primer round. De todos modos, Rozicki se rehizo en el descanso y ya no volvió a pasar apuros semejantes en adelante, sino que continuó guerreando en una batalla de desgaste con muchos intercambios en la distancia corta y media-corta.
No obstante, en líneas generales durante la primera mitad la pegada de Rivas y su peso le permitieron llevarse la mejor parte. Ciertamente, Rozicki, pese a no tener la más pulida de la técnicas, se apoyaba en una considerable cadencia de golpeo e insistencia, pero sus manos podían ser encajadas sin problemas (aunque posee un 100% de triunfos antes del límite en el peso crucero) por un Rivas que impactaba explosivos y llamativos ganchos arriba y abajo en salteadas combinaciones.
Con todo, Rivas a duras penas podía gestionar su fatiga, viéndose notablemente cansado ya en el quinto round, aunque a partir de entonces en no pocas ocasiones el colombiano usó su peso para contener a su oponente apoyándose en él, forcejeando o empujando en clinches. De ese modo, si bien tuvo asaltos bastante flojos, pudo resistir hasta que encontró algo así como un brevísimo segundo aire y logró mantener la ventaja con su contundencia ante un Rozicki que no dejó de intentar atacar y ofrecer batalla.
Finalmente, el choque llegó a unos últimos dos asaltos que cambiaron de tónica, dado que Rivas en el undécimo episodio empezó a caminar el ring y a clinchear recurrentemente al estar muy cerca de que sus energías colapsasen, si bien todavía pudo sacar fuertes directos que contragolpearon a su oponente. Con todo, como le ha sucedido en otros choques, en el último asalto Rivas no tenía fuerzas ya y se agarraba a la desesperada evitando derrumbarse, clinches sin intención de boxear (sino sólo para sobrevivir) que le supusieron el descuento de un punto, aunque Rozicki no logró evitar que el duodécimo asalto terminase y que los jueces decretasen su derrota.
Teniendo en cuenta que es un peso crucero que entraba con unas pocas semanas de antelación a un combate contra un peso pesado y que no contaba con experiencia de calidad (hasta ahora no había ido más allá del sexto round), Rozicki tuvo una actuación más que encomiable, resistiendo doce asaltos ante un púgil con bagaje ante la cumbre del peso máximo y que tenía sobre él evidentes ventajas. Por ello, parece que si se centra en su andadura y en su desarrollo en el peso crucero Rozicki podría llegar a ser un aspirante muy interesante en el futuro.
En cuanto a Rivas, éste puede tener la satisfacción de esos mediocres que pelean por cintos IBO o por títulos de subcampeón WBA y se vanaglorian de sus “cinturones” que no llegan a ser ni de papel. Y es que a duras penas logró la victoria en un campeonato hecho a medida para él.
Está por ver si los demás organismos seguirán al WBC y, ante la promesa de más ingresos por poner sus sellos a combates del peso puente, incluirán en sus esquemas también esta división, pero por el momento es sólo una categoría para los boxeadores sin nivel para la élite del peso crucero o del peso pesado, y en muchos casos para boxeadores que no están ni cerca del top 25 de esas divisiones. Por ello, Rivas no debería tener muchos problemas para reinar si no es que las millonarias cuentas bancarias de los promotores rusos convencen al WBC de que debe de ser pronto su retador el invicto Evgeny Romanov, que tiene la cadencia, la técnica y la resistencia para vencerle.