Jaime Munguía impuso su potencia y su mejorado boxeo ante el fogueado Gabriel Rosado
Daniel Pi
@BastionBoxeo
Honda Center, Anaheim, Estados Unidos. Peso medio.
Sorprendentemente Golden Boy Promotions se las apañó para que muchos analistas comprasen la teoría de que el exmonarca mundial superwélter Jaime Munguía 38(30KO)-0 al pelear contra “King” Gabriel Rosado 26(15KO)-14(4)-1 estaba afrontando un reto equivalente al que habría supuesto enfrentarse a Sergiy Derevyanchenko en la ordenada eliminatoria final WBC. Con todo, pese a la gran victoria puntual que tuvo contra Bektemir Melikuziev, anoche volvió a quedar clara la posición de Rosado como mera voluntariosa piedra de toque quedándose muy corto en una pelea ante otro oponente de calibre más, logrando Munguía ante él una amplia y merecida victoria unánime. Las puntuaciones fueron justas, dando 119-109, 118-110 y 117-111.
Combatiendo ordenado y atento para dar un paso atrás, Munguía conectó jabs, uno-dos y curvos de mano adelantada encadenados en gancho y uppercut ante un Rosado que no se arrugó y que buscó su jab pero que, una vez más, se vio sobrepasado por el superior ritmo y la mayor cadencia de un contrincante. Esto no significa que “King” se viese inicialmente abrumado o que el duelo no fuese disputado, pero la claridad de golpeo, la contundencia y la insistencia de un Munguía que ha mejorado mucho su defensa marcaba la diferencia ante un Rosado que se apoyaba de forma demasiado exclusiva en su jab y que no podía evitar, aunque fuese salteadamente, recibir claros puños.
En el cuarto episodio Rosado mostró fiereza en el golpeo entre clinches, pero el hook de mano adelantada del mexicano le impactó con mayor claridad, al igual que algunas explosivas derechas. Asimismo, si bien en el quinto Rosado ofreció más resistencia a su oponente, que en varias ocasiones se expuso en la distancia media-corta, para el sexto round el excampeón mundial ofreció un intenso trabajo con variados ganchos con el que alcanzó con dureza a su fogueado oponente. De ese modo, hacia la mitad Munguía estaba rozando ya la victoria en las tarjetas, no pudiendo un Rosado con una hemorragia nasal y con el rostro inflamado encontrar la forma de reaccionar.
Las aguerridos intercambios que se producían daban cierto entretenimiento al choque y evitaban que resultase completamente monótono, pero la regularidad con la que Munguía se mostraba superior y el desgaste que se iba acumulando en Rosado, que le hacía perder tensión y con ello la oportunidad de encontrar un contragolpe decisivo, daban cada vez menor margen para la incógnita sobre quién iba a ser el ganador, quitándole gradualmente emoción al choque. Si Rosado no fuese un experimentado boxeador con un tremendo encaje el encuentro podría haber terminado a favor de Munguía antes del límite, aunque el fogueado “King” resistió hasta los más potentes puños de su oponente e incluso encontró huecos para algunos oportunos derechazos o ganchos que, de todos modos, no alteraron el curso del combate. De hecho, en los últimos asaltos Rosado fue estremecido y seriamente castigado, si bien tampoco se quebraron ni su resistencia ni su espíritu.
Según CompuBox (cuyos datos siempre se tienen que ver con cierto grado de cautela), Munguía impactó 328 puños por los 154 de Rosado, siendo la estadística de golpes de poder de 258 a 123, lo que puede ayudar a mostrar la diferencia que hubo entre ambos.
La condición física de Munguía (como la de Rosado) fue excelente, aguantando doce asalto de batalla sin dar críticas muestras de cansancio. Al contrario, Munguía incluso conservó gran parte de su tensión de golpeo y podía botar fluidamente sobre sus piernas hacia el final, por lo que, sumado a que su boxeo cada vez parece más pulido y eficaz respecto a su tosca versión del pasado, en el duelo se expuso que está indudablemente listo ya para intentar probar suerte ante un adversario de la cumbre del peso medio.
Es verdad que en una hipotética pelea ante el campeón Demetrius Andrade podría verse en una pugna táctica muy intrincada en la que quizás podría recibir un revés, pero Munguía no puede permanecer indefinidamente afrontando peleas de “desarrollo” siendo número 1 WBO y WBC además de excampeón mundial. En cualquier caso, quienes estén esperado una decisiva prueba de fuego para Munguía en la división quizás tengan que esperar todavía bastante, ya que el púgil afirmó antes del combate que falta un año para que se le pueda ver coronado campeón mundial…