Lyndon Arthur se anotó contra pronóstico y por la mínima un valioso triunfo sobre Anthony Yarde
Daniel Pi
@BastionBoxeo
Church House, Londres, Reino Unido. Campeonato de la Commonwealth del peso semipesado.
Como se podía esperar, durante la primera parte Lyndon Arthur 18(12KO)-0 impuso su jab y en el último tramo Anthony Yarde 20(19KO)-2(1) reaccionó llegando a dejar tocado a su adversario. Sin embargo, el exretador mundial Yarde comenzó su remontada demasiado tarde y no pudo evitar, en un combate de bajo ritmo, sufrir una derrota dividida con cartulinas de acertado doble 115-114 a favor de Arthur y de un sesgado 111-117 (Ian John Lewis) a favor de Yarde. Y es que, aunque muchos afirmaron que uno u otro había ganado claramente, el hecho es que tanto el empate como la victoria de cualquiera de los dos por un asalto es perfectamente justificable.
Un boxeador puede mejorar su técnica con entrenamientos, algo que Yarde ha logrado en algunos aspectos, pero es mucho más complicado aumentar la inteligencia de ring exponencialmente. Por ello existen los sparring, dado que un boxeador sin una gran inteligencia pugilística puede acostumbrarse a reaccionar y adquirir una experiencia que pueda compensar su limitada capacidad para realizar análisis tácticos durante el combate, habiendo infinidad de boxeadores que sin tener mucha inteligencia de ring han logrado carreras realmente exitosas. No obstante, Yarde y su entrenador siguen empeñados en no realizar sparring, de modo que, aunque se pueden ir resolviendo algunos fallos técnicos uno por uno, el hecho es que al púgil le falta la herramienta esencial que podría permitirle adaptarse muchísimo mejor a sus rivales.
En definitiva, esto se tradujo en el enfrentamiento de ayer en una recurrente inhabilidad de Yarde para lidiar con el jab de Arthur. Muchos han afirmado ya que el jab de Arthur fue maravilloso, pero realmente no pareció que este tuviese un timing fuera de lo común o unas características especiales de ningún tipo, sino que simplemente al lanzar su largo brazo adelantado cada cierto tiempo alcanzaba, a veces por muy poco, a un Yarde con menos envergadura, con pésimo corte de ring y que no sabía hacer otra cosa que, en ocasiones, rodar el puño.
Así, y cometiendo el atroz error de no presionar más al inicio, Yarde no hizo que Arthur fuese acumulando desgaste de cara a la esperada remontada en la segunda mitad, algo que resultó decisivo. Si comparamos la actuación de Yarde y de Spelman ante Arthur, el hecho es que Spelman, teniendo en cuenta que tiene mucha menos pegada y menos cualidades, tuvo éxitos más llamativos al lograr encerrar sostenidamente a su rival, algo que consiguió caminando a través del jab de “King Arthur” y presionando con tesón hasta poder lanzar sus golpes de poder. En cambio, Yarde, que posee más talento y más virtudes que Spelman, se contentó con ir siguiendo a su adversario a la vez que caía en el juego de cruzar jabs salteados, sellando su futuro en la pugna.
Eventualmente, Yarde usó mejor su jab, llegó con alguna buena derecha y con ello, estando la pelea marcada por la inactividad, pudo lograr unos cuantos episodios y mantuvo el choque contendido. No obstante, cuando llegaron los cinco últimos rounds, estaba por detrás en las cartulinas y no se atisbó un ápice de prisa ni de aumentada acometividad, consiguiendo Arthur usar su jab insulsamente hasta lograr el mínimo margen que necesitaba para el triunfo. Fue entonces, ya en el duodécimo episodio, cuando Yarde se decidió a atacar con más agresividad, logrando inmediatamente crear situaciones de peligro y llegar a dejar tocado con un derechazo a su oponente, al que hostigó posteriormente sin lograr el knockout que necesitaba.
Terminado el combate Yarde se mostró muy cabreado por el veredicto pero, aunque es posible argumentar a favor de su triunfo, el hecho es que su actitud chulesca y sin asumir sus fallos no le hizo ningún favor a ojos de los aficionados. Sea como sea, el hecho es que Yarde no puede seguir entrenando sin realizar sparring, ejercicio que es la base del éxito boxístico, y no puede confiar tanto en su cuestionable habilidad como para permitirse una pelea táctica y de bajo ritmo durante once asaltos cuando su victoria pasaba por atacar asumiendo riesgos y mermando a su adversario a largo plazo en el duelo.
Respecto a Arthur, esta victoria resulta enormemente significativa, puesto que, aunque no se había anotado ningún triunfo de relieve hasta ahora, repentinamente superó a un exretador mundial, consiguiendo seguramente un puesto en la parte más alta del ranking WBO que le permitirá apuntar a una eliminatoria o incluso al campeonato, habiendo afirmado Frank Warren que quizás se pueda convertir en retador oficial. Aun así, y aunque señaló que se había lesionado la mano derecha en el calentamiento y que por eso a penas la usó (ganándose el aplauso de los espectadores), el hecho es que su mayor defecto ha sido siempre que no utiliza suficiente su mano diestra, algo que tendrá que solucionar rápidamente además de aumentar su ritmo de combate, ya que ante la élite del difícil peso semipesado no podrá vencer apoyándose únicamente en su jab.