Devin Haney fue estremecido pero venció por decisión unánime al veterano excampeón Jorge Linares
Daniel Pi
@BastionBoxeo
Michelob Ultra Arena del Mandalay Bay, Las Vegas, Estados Unidos. Peso ligero.
Durante semanas el estadounidense Devin “The Dream” Haney 26(15KO)-0, al que le valdría más la pena no ofrecer tantas declaraciones, aseguró entre otras cosas que iba a mostrar una enorme mejora, que iba a ser más determinante en la victoria y hasta que iba a dar una lección al veterano excampeón mundial venezolano Jorge “El Niño de Oro” Linares 47(29KO)-6(5)-5. No obstante, aunque una vez más se apoyó en sus innegables cualidades para lograr una merecida victoria unánime, Haney siguió poniendo de manifiesto inconsistencia, logró un triunfo comparativamente menos contundente que anteriores púgiles que derrotaron a Linares y por primera vez en sus combates en la cumbre fue claramente estremecido. Las puntuaciones del encuentro fueron de 115-113 y de doble 116-112.
Como se preveía, la ventaja en velocidad, alcance y frescura de Haney fueron elementos determinantes, ya que al comienzo pudo imponer su jab desde la distancia larga y preparar con él aislados derechazos, mantener los espacios con movimientos hacia atrás y hacia los lados y contragolpear cuando Linares se veía obligado a acelerar los pasos para intentar llegar con sus puños. Así, situado rápidamente en su zona de confort y no dudando en entrar en clinch si las acciones se situaban en corta, Haney empezó a dar forma una vez más a uno de sus monótonos dominios salteados por alguna esquiva brillante y destellos al ataque.
De vez en cuando Linares lograba llegar con algún corto jab o con aislados directos o ganchos de izquierda, pero habiendo dejado atrás su mejor momento hace varios años, no tenía la explosividad necesaria para generar más dificultades a un Haney que basa en gran parte su boxeo en sus reflejos y en su rapidez. Por ello, viendo que su oponente estaba padeciendo complicaciones tácticas, y quizás intentando hacer olvidar su deslucida victoria ante Gamboa, Haney decidió estar más activo hacia la mitad, buscando en algunos momentos tomar la iniciativa, mover la cintura y sacar nítidos uppercuts o crochés, que en el sexto asalto parecieron dejar afectado a Linares. Con todo, pese a no estar su rival en buenas condiciones, para el séptimo round el estadounidense ya había vuelto a su boxeo sin iniciativa.
Más allá de su conservadurismo nato, muchos dicen que Haney no tiene pegada, y seguramente después del combate estos lo pensarán todavía más, dado que Linares, que tenía una gran desventaja en actividad, que había padecido todas sus anteriores derrotas antes del límite y que en su último combate destacado perdió en el primer asalto con Pablo César Cano, encajó sin problemas hasta los más claros, precisos, potentes y repetidos golpes de poder de su oponente. Es más, por coraje y experiencia, Linares eventualmente lanzó aguerridas series que en el noveno round se volvieron más firmes, sacudiendo ligeramente a Haney.
A partir de entonces, Linares recuperó moral, volvió a realizar más ataques, conectó su gancho zurdo arriba y abajo y al final del décimo round incluso aflojó las piernas de Haney con una fugaz combinación de directo y gancho zurdo. Viendo los signos de vulnerabilidad que estaba dando su adversario, el “Niño de Oro” insistió en sus ofensivas en los últimos asaltos pero, entre los incontables clinches del local, sus directos disuasorios acompañados por desplazamientos y algunas precisas contras, el invicto evitó pasar por nuevos apuros y terminó sellando su triunfo.
Desde el punto de vista de la pretendida mejora boxística de Haney, realmente esta no se pudo apreciar, sino que en buena parte se apoyó una vez más en su destreza y aptitudes físicas innatas para superar a su rival. Es verdad que tuvo en cierto momento más intención ofensiva que en anteriores pugnas y que esta vez entretuvo más porque Linares, pese a estar más cerca del retiro que del comienzo de su carrera, es un púgil superior a todos los que se había medido anteriormente. Sin embargo, Haney sigue sin profundizar en su boxeo, siempre regresa a su estilo predeterminado bajo presión y recurre en exceso al clinch, de modo que lejos de acercarse un paso más a su objetivo de ser un top libra por libra cada vez son más los posibles oponentes que creen ver brechas que pueden explotar para imponerse a él pese a su gran técnica.
En cuanto a sus siguientes objetivos, teóricamente debería estar sobre la mesa una pugna ante Teófimo López para zanjar su disputa sobre quién es mejor, siendo este un combate que añadiría mucho prestigio al vencedor. Con todo, dándose por sentado que los duelos entre púgiles con renombre siempre son difíciles de pactar y casi siempre llegan tarde, a falta de una pugna mayúscula si Haney quiere mejorar su valoración deberá dar un paso adelante y enfrentarse a un aspirante de élite, o al menos a un top 15 en gran momento y con aspiraciones, y dejar de lado a los veteranos castigados y en la última fase de sus carreras y a los boxeadores muy por debajo del nivel de la cumbre.