Michel Rivera se mantuvo a la espera de gran oportunidad en el peso ligero con triunfo unánime sobre José Matías Romero
Daniel Pi
@BastionBoxeo
Mandalay Bay, Las Vegas, Estados Unidos. Peso ligero.
Después de que brotase la noticia de la posible retirada por parte de Showtime de Rolando Romero (a causa de un presunto delito) de su combate ante Gervonta Davis programado para diciembre, el aspirante obligatorio WBA de “Tank”, el dominicano Michel Rivera 22(14KO)-0, recibió más miradas para su duelo del sábado contra el argentino José Matías Romero 24(8KO)-2, especialmente surgiendo rumores de que el imbatido podría entrar como sustituto de “Rolly”. Al margen de esa expectación, Rivera cumplió su cometido para mantenerse al alcance de una mayúscula pugna venciendo de forma unánime a José Matías Romero en un poco espectacular choque. Aunque Rivera mereció la victoria, las puntuaciones fueron de excesivo triple 100-90, pudiéndosele dar perfectamente algunos de los rounds a Romero.
Los primeros compases del encuentro dejaron quizás los minutos más complejos para Rivera, que ante un oponente dinámico, atento en defensa y veloz de manos vio contestadas sus entradas por ganchos zurdos aisaldos o enlazados. Asimismo, Rivera, que no se caracteriza por una gran rapidez de piernas, tuvo problemas para perseguir a su oponente, errando jabs y derechas rectas simplemente por lanzarlas en posiciones en las que no podía compensar el retroceso de su adversario.
De todos modos, con el paso de los minutos Romero disminuyó críticamente sus desplazamientos, tomando incluso el centro del ring en el cuarto asalto, si bien sin aumentar su cadencia de golpes (puede que incluso reduciéndola), por lo que Rivera encontró mejor los huecos para su jab, para su directo diestro y para ciertos hooks. Quizás en el quinto asalto la actividad de manos de Romero aumentó un tanto, pero fue algo puntual, y el dominicano en general hizo valer sus esquivas de cintura, sus rectos en la distancia media y sus ganchos abajo. Así, con escasa acción y considerable monotonía, el choque se fue decantando del lado del invicto, que cuando mejor se desenvuelve es en peleas tácticas en las que no tiene que perseguir a sus contrincantes.
En el séptimo asalto Rivera cayó a la lona tras un gancho zurdo a la contra, pero el árbitro no realizó cuenta, considerándolo o un empujón o un resbalón. En cualquier caso, esto tampoco habría variado la visión de los jueces, que tenían a Rivera amplísimamente por delante, posición que afianzó en los asaltos noveno y décimo, en los que contragolpeó con su derecha, frenó a su rival con el jab y ejecutó algunas sutiles acciones defensivas entre las demasiado eventuales combinaciones rivales.
Verdaderamente Romero cometió un error crucial al renunciar a su movilidad, que era su mejor arma en el encuentro ante un Rivera que no tiene ni la mayor de las agilidades ni un corte de ring excesivamente firme. Por ello, Rivera encontró facilidades para sacar sus mejores cualidades y hacerse con el triunfo, si bien mostrando de nuevo sus brechas. Y es que cada vez queda más claro que en cuanto se mida a un púgil con un excelente juego de piernas y que pueda mantenerse sobre él constante o cuando tenga frente a sí a un boxeador de la cumbre con gran frecuencia de golpeo o con determinante pegada Rivera sucumbirá, pareciendo por lo tanto el posible futuro cruce ante el explosivo y agresivo Davis un choque estilísticamente nefasto para los intereses del dominicano.