Devin Haney

A Vasiliy Lomachenko le robaron victoria histórica ante mucho más joven Devin Haney. El boxeo se está muriendo

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Daniel Pi
@BastionBoxeo

MGM Grand, Las Vegas, Estados Unidos. Campeonato por el título indiscutido del peso ligero. Segunda puesta en juego del titular Haney.

Según señaló el estadounidense Devin Haney 30(15KO)-0 antes del combate, el ucraniano Vasiliy Lomachenko 17(11KO)-3 lo tenía difícilismo para vencer el duelo, afirmando despectivamente lo siguiente: “esta vez se enfrenta al campeón, a un tío más grande, más fuerte, más rápido, más joven. Todo está en su contra”. Este tipo de frases, más alguna otra diferente pero de equivalente significado, Haney las utilizó para motivarse e intentar disipar las dudas que sentía, pero desde las palabras a los hechos hay una gran distancia y en el combate esas afirmaciones se volvieron en su contra.

Y es que pese a que Lomachenko ha dejado atrás su mejor momento, es mucho más pequeño, pesaba mucho menos tras la rehidratación, tenía mucho menos alcance, etc., igualmente le bastó con su destreza y su inteligencia para superar durante la mayoría de rounds a Haney, dañarlo y hacer suficiente para derrotarlo. No obstante, otra vez más los corruptos jueces, los mismos de siempre, le robaron al ganador, aunque en esta ocasión todavía fue peor: la victoria de un veterano Lomachenko le habría valido el título indiscutido del peso ligero ante un joven talentoso con todo tipo de ventajas, lo que sin duda habría mejorado todavía más el legado de este futuro miembro del Salón de la Fama y habría elevado su estatus como leyenda.

Aunque la absoluta mayoría de observadores vio ganar a Lomachenko, aunque el público asistente abucheó sonoramente y aunque el conteo computerizado señaló que el ucraniano había conectado más jabs, más golpes de poder y más puños totales, los jueces dieron tarjetas de 116-112, 115-113, 115-113 para regalarle a Haney un inmerecido triunfo.

Moviéndose y haciéndole fallar constantemente directos diestros y jabs, Lomachenko analizó a su contrincante y esperó el momento para sacar rápidas y breves combinaciones de rectos. Con su largo alcance, sus reflejos y su velocidad, Haney pudo encontrar huecos para cortas manos diestras arriba o abajo, pero casi siempre las acciones más llamativas fueron los directos enlazados de “Loma” y sus combinaciones, por ejemplo en uppercut-cruzado.

Tras un primer tercio contendido pero complicado para él, desde el cuarto asalto Haney pareció encontrar el camino para más golpes al torso y derechas arriba, aunque siguió recibiendo secos directos zurdos y breves combinaciones, destacando varios rectos de izquierda consecutivos de “Loma” en el sexto asalto y puños enlazados en el séptimo round. De nuevo, en el octavo round los ganchos al cuerpo de Haney se contrapusieron con los afilados rectos de Lomachenko, pero en el noveno episodio este último volvió a conectar las manos más claras y numerosas a través de directos.

Lomachenko no tenía la explosividad o la resistencia al cansancio del pasado, pero aun así con su timing, su astucia y su infinita variedad de recursos, generaba todo tipo de problemas para Haney, que en el décimo asalto fue otra vez quien recibió más puños nítidos con uppercuts y hooks encadenados. Por si esto fuese poco, Haney pareció ser estremecido por un cruzado diestro en el undécimo asalto, en el que posteriormente quedó tocado por las fulgurantes combinaciones de curvos en variadas trayectorias de Lomachenko. Haney no volvió a pasar por iguales problemas, y en el último asalto estuvo eficaz con sus ganchos, pero aun así, simplemente Lomachenko había ganado el duelo pese a lo que dijesen los jueces.

El método de robo por parte de los jueces fue el de casi siempre: de manera prefijada antes del combate, uno de los jueces sólo le dio un round de los seis primeros a Lomachenko, y otro juez sólo le dio dos de siete, de modo que, en adelante, estos pueden ajustar las cartulinas o no dependiendo de qué resultado les hayan pagado para dar o dependiendo de cómo de buenos son “disimulando” en una pelea contendida. Así, sin esfuerzo pueden llegar al triunfo de Haney en la segunda mitad incluso acercándose a una puntuación ajustada.

Dejando de lado esto, el hecho es que el Haney-Lomachenko dejó el mismo sabor de boca a la mayoría de aficionados que otros tantos combates importantes de la historia reciente: Mayweather-Castillo, Mayweather-Maidana, Ward-Kovalev, Canelo-Golovkin, Bradley-Pacquiao, Charlo-Castaño, etc., etc. Por intereses económicos y por motivos político-sociales, la élite de la industria prefiere que los combates de calado o incluso decisivos los gane un tipo de boxeador combatiendo en Estados Unidos con jueces estadounidenses.

El arrebatarle esta victoria histórica a Lomachenko fue incluso más doloroso para muchos que otros de los casos explicados, ya que este boxeador es uno de los mejores que han habido en el siglo XXI y uno de los mejores peso pluma de la historia, y la sensación era que merecía más premio por la proeza de, cerca del retiro, vencer a un boxeador 11 años más joven, en plenitud y que tras la jugada de Top Rank de pesar a ambos antes, tenía una descomunal ventaja tras la rehidratación. Y es que, aunque algunos prefieran culpar a unos u a otros, todas las grandes promotoras, Top Rank, PBC, Matchroom, Queensberry, Golden Boy, Boxxer, etc., están metidas hasta el fondo en la basura y todas ellas han estado detrás de veredictos vergonzosamente corruptos.

Si sólo fuese el caso del Haney-Lomachenko la cosa no estaría tan mal, pero prácticamente cada semana hay una mayúscula polémica (sin ir más lejos el anterior sábado se produjo el Romero-Barroso) y el boxeo y sus seguidores simplemente no lo pueden aguantar indefinidamente. Menos aún cuando muchas pugnas muy esperadas, de las que hay muy pocas, terminan con controversia a favor del boxeador local.

Antes se afirmaba, sin razón, que el boxeo estaba muerto, pero viendo como cada semana los foros y redes sociales muestran los últimos mensajes de muy buenos aficionados que renuncian a seguir participando, aunque sea como espectadores, en este tipo de pantomimas, a las que se suma trato privilegiado de algunos en defensas obligatorias, dopaje a raudales, etc., verdaderamente ahora se puede decir que el boxeo realmente se está muriendo.


Devin Haney

Vasiliy Lomachenko was robbed of an historic victory against much younger Devin Haney. Boxing is dying

Daniel Pi
@BastionBoxing

MGM Grand, Las Vegas, United States. Championship for the undisputed lightweight title. Haney’s second defense.

According to American Devin Haney 30(15KO)-0, the Ukrainian Vasiliy Lomachenko 17(11KO)-3 was going to have a hard time in the fight, as he stated the following: “This time, he is fighting the champion. The bigger guy, the stronger guy, faster guy, younger guy. All odds are stacked against him.” These kind of phrases, plus some other different ones but with an equivalent meaning, were used by Haney to motivate himself and try to dispel the doubts he felt. However there is a huge distance between words and deeds and in the fight those statements turned against him.

Despite the fact that Lomachenko left his prime well behind, he is smaller, weighed much less after rehydration, had much less range, etc., his skill and intelligence were enough for him to win most of the rounds, hurt Haney and earn a victory. Nevertheless, once again the corrupt judges, the same as always, robbed the winner, although this time it was even worse: the victory of a veteran Lomachenko would have earned him the undisputed lightweight title against a talented young man with all kinds of advantages, which would undoubtedly have further enhanced the legacy of this future Hall of Famer and elevated his status as a legend.

Although the absolute majority of observers saw Lomachenko win, although the fans in attendance booed loudly, and although CompuBox informed that the Ukrainian had landed more jabs, more power punches and more total punches, the judges gave scores of 116-112, 115 -113, 115-113 to give Haney an undeserved win.

Moving and constantly making his opponent miss straight right hands and jabs, Lomachenko analyzed Haney and waited the moment to unleash quick, short combinations of straight shots. With his long reach, his reflexes and his speed, Haney was able to find holes for short right hands up or down, but almost always the most eye-catching actions were the linked straight hands of «Loma» and his combinations, for example in uppercut-hook.

After a contested but complicated first third for Haney, from the fourth round he seemed to find the way to land more body shots and right hands upstairs, although he continued to receive sharp lefts and brief combinations, highlighting several consecutive straight lefts from «Loma» in the sixth round and combinations in the seventh round. Again, in the eighth round Haney’s hooks to the body clashed with Lomachenko’s precise straight shots, but in the ninth round the latter landed the clearest and most numerous punches through left hands.

Lomachenko did not have the explosiveness or stamina of the past, but even so with his timing, his cunning and his infinite variety of tactical resources, he created all kinds of problems for Haney, who in the tenth round again received the cleanest punches with linked uppercuts and hooks. As if that weren’t enough, Haney appeared to be rocked by a right hook in the eleventh round, in which he was subsequently hurt by Lomachenko’s very fast combinations of hooks in various angles. Haney did not go through the same problems again, and in the last round he was effective with his hooks, but even so, Lomachenko had simply won the duel despite what the judges said.

The method of robbing by the judges was the same of almost always: as was fixed before the fight, one of the judges only gave Lomachenko one round out of the first six, and another judge only gave him two out of seven, so that, from then on, they were able to make the cards closer or not depending on what result they have been paid to give or depending on how good they are «disguising» their robberies in a contested fight. Thus, they can effortlessly make Haney “win” the bout in the second-half while approaching to a close score.

Leaving this aside, the fact is that the Haney-Lomachenko fight left the same bitter taste as in so many other important bouts in recent history: Mayweather-Castillo, Mayweather-Maidana, Ward-Kovalev, Canelo-Golovkin, Pacquiao-Bradley, Charlo-Castaño, etc., etc. For economic interests and for political-social reasons, the elite of the industry prefer that major, or even decisive, fights are won by a certain type of boxer fighting in the United States with American judges.

The robbery Lomachenko suffered and that prevented him to achieve an historic victory was for many a case even more painful than others, since this boxer is one of the best of the 21st century and one of the best featherweights in history. So many felt that he deserved more reward for the feat of, close to retirement, beating a boxer 11 years younger, in his prime and that (after Top Rank’s early weigh-in) had a huge advantage in weight after rehydration. Although some prefer to blame one or the other company, all the big promoters, Top Rank, PBC, Matchroom, Queensberry, Golden Boy, Boxxer, etc., are fully immersed in the mud of corruption and all of them have been behind shamefully corrupt verdicts.

If it were only the case of the Haney-Lomachenko fight, things would not be so bad, but practically every week there is a major controversy (the previous Saturday the Romero-Barroso match took place) and boxing and its followers simply cannot stand it indefinitely. Even less when many long-awaited fights, of which there are very few, end with controversy in favor of the local boxer.

In the past, it was claimed, without reason, that boxing was dead, but seeing how every week the forums and social networks show the latest messages from very good fans who refuse to continue participating, even as spectators, in this type of circus, to which is added privileged treatment for some in mandatory defenses, a lot of doping, etc., truly now it can be said that boxing is really dying.