José Carlos Ramírez logró polémico triunfo mayoritario contra elusivo Postol y retuvo sus cetros unificados del peso superligero

Daniel Pi
@BastionBoxeo

Muchos son los que piensan que Josh Taylor tuvo suerte de escapar con el brazo en alto de su duelo contra el excampeón mundial ucraniano Viktor Postol 31(12KO)-3, pero tantos o más son los que consideran también que el monarca unificado WBC-WBO del peso superligero José Carlos Ramírez 26(17KO)-0 no hizo lo suficiente para merecer la victoria ante éste, si bien los jueces le dieron el veredicto mayoritario con puntuaciones de injusto 116-112, de 115-113 y de 114-114 más acorde con la realidad.

El veterano Postol tenía una estrategia muy clara y sencilla, pero no por ello fácil de neutralizar: caminar el ring con fluidez y utilizar su ventaja en alcance y altura para lanzar el jab con insistencia y dificultar las entradas del agresivo Ramírez. Pues bien, este planteamiento dio buenos resultados durante los primeros cinco asaltos, en los que se pudo ver que Ramírez, como le sucedió contra Zepeda, se mostraba incomodado por el dinamismo de su oponente y por sus afilados directos de mano adelantada.

Así, aunque el monarca intentaba presionar y cortar el ring o arremeter con su gancho zurdo arriba y abajo, su éxito era muy limitado, mientras que de forma habitual su rostro terminaba sacudido por el jab de Postol. Es cierto que hubo rounds igualados y que Ramírez conectó algún buen hook aislado, pero era complicado no pensar hasta el momento que la pelea se estaba poniendo muy complicada para sus intereses.

De todos modos, en el sexto round Ramírez logró impactar un potente uno-dos-uno que estremeció a Postol, que de nuevo fue sacudido por un directo de mano adelantada en el round posterior. Esto parecía indicar que Ramírez al fin estaba encontrando la forma de conectar golpes de poder contra su móvil objetivo, quien podría verse amenazado por la pegada del invicto. Sin embargo, y aunque todavía pudo hacerse con algún round más del último tercio de la pugna, pronto Ramírez volvió a verse inmerso de forma frecuente en la maraña de jabs y desplazamientos de Postol que, cruzando alguna derecha y escasísimos hooks, reducía mucho el acierto de su oponente y mantenía el suficiente trabajo como para poder aspirar a anotarse los rounds.

Con todo, los jueces subestimaron el trabajo del elusivo Postol y sobrevaloraron el del impreciso Ramírez, al igual que el comentarista de ESPN Andre Ward que, de forma atrozmente sesgada, sólo le dio un par de asaltos a Postol de los nueve primeros rounds, algo simplemente injustificable.

Todo el mundo sabía que si Ramírez vencía este encuentro su siguiente objetivo era el monarca unificado WBA-IBF del peso superligero Josh Taylor, compañero de escuadra con el que Top Rank planea que se enfrente incluso antes de que termine este año. Así, peleando en casa, en una velada de su promotora y con los comentaristas conociendo bien el guión, a un Ramírez que está emplazado a dar enormes ganancias a su promotor no se le podía escapar el triunfo, que de haber ido a parar a manos de Postol habría trastocado gravemente los planes.

Sin que ello pueda servir de consuelo, Postol volvió a demostrar que es un miembro de la élite del peso superligero por méritos propios, puesto que su boxeo no es espectacular pero es suficientemente eficaz como para plantear un choque muy complicado a cualquiera en la categoría. Por otro lado, Ramírez podría verse alejado de Taylor en las apuestas una vez que se confirme el enfrentamiento entre ambos, pensando muchos que no posee la versatilidad ni la profundidad táctica que sí tiene el británico.