El excampeón mundial Troyanovsky derrotó de forma muy ajustada al durísimo Renald Garrido
Daniel Pi
@BastionBoxeo
Falcon Club, Minsk, Bielorrusia. Peso superligero.
Si hay un púgil al que su récord no le hace justicia, es el francés Renald Garrido 25(6KO)-28-3, un boxeador con una gran cantidad de derrotas injustas y con muchos otros tropiezos con una diferencia mínima en las tarjetas. Pues bien, de nuevo este jueves, en el combate estelar de una velada de la serie Kold Wars, Garrido volvió a ofrecer una actuación repleta de voluntad y garra en la que pudo merecer el empate o incluso la victoria, si bien los jueces terminaron dando el triunfo al excampeón mundial ruso Eduard Troyanovsky 28(24KO)-3(1) de forma mayoritaria y puntuaciones de excesivo 97-94, de justificable 96-94 y un extraño 97-97 que, al fin y al cabo, al dar empate quizás fue la cartulina más justa de las tres.
En cualquier caso, pese a que lo dio todo en el ring, Garrido no protestó el veredicto e incluso se mostró sumamente cordial con su adversario, al que incluso levantó en hombros, ganándose los aplausos del escaso público presente.
Apoyado en su largo y contundente jab, en derechas eventuales y en algunos abiertos uppercuts de mano adelantada, Troyanovsky comenzó bien el enfrentamiento ante un Garrido que trató de presionar pero que no tenía la explosividad para compensar la ventaja en envergadura de su oponente cuando éste estaba fresco. De todos modos, poco a poco el ritmo del extitular disminuyó y Garrido fue encontrando el suyo, por lo que su avance le permitió llegar hasta la distancia corta y, entre clinches, empezar a llegar con golpes curvos a los que su adversario, que siempre ha mostrado un mal boxeo en corta, no supo responder adecuadamente. De hecho, en el cuarto round “Troya” pareció verse puesto en ciertos apuros por los crochés y hooks del muy voluntarioso francés.
Así, el choque comenzó a hacerse más interesante desde el quinto round, puesto que el ruso seguía llegando con secos directos pero Garrido mostraba claro peligro con su presión y sus ataques llenos de coraje, asestando golpes en corta a Troyanovsky ante los que éste no mostró un buen lenguaje corporal. Parecía que el exmonarca necesitaba encontrar un punto de inflexión, ya que sus desplazamientos y sus crochés con paso lateral no le evitaban quedarse continuamente en desfavorables posiciones en las que Garrido ponía de manifiesto su superioridad en corta.
De todas formas, Troyanovsky no encontró la mano trascendental que necesitaba y Garrido siguió generando muchos problemas con su enorme tenacidad, pareciendo que su adversario quedó algo tocado de nuevo en el octavo asalto y que se vio bastante cansado también en el siguiente episodio. Sin embargo, Troyanovsky tiró absolutamente todo lo que le quedaba en el último asalto, llegando con buenos crochés diestros, frecuentes jabs y potentes derechas que frenaron el ímpetu de su contrincante, algo que le evitó perder un round que hubiese supuesto el empate.
Como el combate fue entretenido y tras él hubo muestras de gran deportividad por parte de ambos, los espectadores parecieron quedar satisfechos al igual que los boxeadores. Y es que, aunque se quedó sin el importante triunfo, Garrido se toma ya con filosofía su trayectoria (en el pasado algunas veces no aceptó tan bien las cuestionables derrotas) y sin duda volvió a ganarse más llamadas y decentes bolsas para continuar con una carrera que, con el adecuado apoyo, podría haber sido muchísimo más exitosa. En cuanto a Troyanovsky, éste disputó el rodaje de exigencia que buscaba para poner fin a su inactividad, logró salir con el brazo en alto y apuntará a combates de relieve en el futuro cercano, si bien el paso del tiempo ha mermado su rendimiento y su boxeo tiene demasiadas brechas como para que parezca viable que pueda volver a coronarse.